Bioquímica del trastorno depresivo mayor en la pandemia de COVID-19

Autor: Jean Paul Sánchez De León. 

Estudiante de Medicina de Octavo Año de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

El trastorno d de tristeza o desesperanza, acompañada por pérdida de interés en actividades que eran disfrutadas con anterioridad. El trastorno depresivo mayor es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una de las principales enfermedades discapacitantes en el mundo, con aproximadamente 264 millones de afectados (1). La depresión mayor tiene diversas posibles causas y etiologías, pues es un trastorno multifactorial; por tanto, su aparición depende de múltiples factores y sus efectos se ven en distintas facetas de la vida diaria del individuo. 

Es difícil que alguien haya visualizado de alguna forma que existiría una situación en el mundo como la que se vive actualmente: la pandemia del COVID-19. Era algo digno de esperarse que la salud mental de muchos individuos fuera afectada directamente, pues entre el desconocimiento durante las etapas iniciales y la información creciente, el aislamiento social, las noticias falsas a través de medios de gran alcance y redes sociales, crearon un panorama bastante turbio e incierto que, gracias al esfuerzo colectivo, cada día se está superando. 

Para comprender bien cuáles son los efectos explorados por la pandemia de COVID-19, debemos entender algunas de las posibles causas del trastorno depresivo mayor. El enfoque aquí será en su relación endocrino-metabólica y como la pandemia puede afectar estos elementos. 

La primera relación endocrinológica de la depresión es la obesidad, seguido inmediatamente por la diabetes mellitus tipo 2 (2). Estas dos situaciones de salud se ven de forma tan intrínseca junto a la depresión mayor, que se ha evaluado el nombrar a la depresión como síndrome metabólico tipo II (3)(4). ¿Cuál es la relación de la obesidad y la diabetes mellitus con la aparición de depresión? De la siguiente manera: 

  • La ingesta de alimento activa vías de señalización en el intestino que se conectan directamente con elementos del sistema nervioso, regulando el control de funciones digestivas, el apetito y el gasto energético. (5) (6)
  • La grelina ejerce efectos antidepresivos y ayuda a regular el estado de ánimo. (6)(7). 
  • La desregulación de grelina se manifiesta con cambios del estado de ánimo y el apetito. Si bien la grelina puede ayudar a responder a situaciones de estrés cuando se eleva, los mismos estresores producen efectos que traen consigo un aumento de la ingesta para obtener mayor energía, en especial por efectos del cortisol, las catecolaminas y la cantidad de insulina que tenga el paciente. Esta ingesta es importante porque los carbohidratos, uno de los grupos alimenticios de más fácil acceso, inhiben de manera significativa la liberación de grelina. (7) (8). 
  • La leptina, liberada por las células del tejido adiposo, se ha asociado a cambios de humor y a alteraciones en la plasticidad del hipocampo. (9). También se ha asociado a la disminución de dopamina. Su bloqueo a largo plazo puede producir un aumento en la ingesta alimenticia, ejerciendo efectos similares a los que se ven en el apartado anterior (10).
  • Elementos como el IGF-1, que ayuda a la neurogénesis de células del hipocampo y la sensibilización de la señalización de insulina, que se encuentra reducida en pacientes con diabetes u obesidad) (11). 
  • La colecistoquinina o CCK también se puede ver involucrada en la clínica de la depresión. Se sabe que aquellas respuestas de ¨derrota social¨ o presión por situaciones diarias provocan la liberación de CCK, que propician la secreción elevada de CCK cortical, siendo responsable en el apoyo para que aparezcan síntomas depresivos (12). 

Esta es solo una parte de los diversos mecanismos etiológicos posibles del trastorno depresivo mayor, pero podemos observar como uno y otro se concatenan. En ellos se puede notar la manera en la que las situaciones sociales provocan efectos sistémicos y endocrinológicos, que a su vez se traducen en consecuencias directas a áreas del sistema nervioso central y las vías que eventualmente pueden desarrollar trastorno depresivo mayor. ¿Cómo relacionamos esto con el COVID-19? 

En pacientes con enfermedades como diabetes, donde la ingesta de alimentos puede encontrarse elevada gracias a la polifagia, la insulina, cuya resistencia en las células del tejido adiposo es vital para que se produzca la enfermedad y no actúa adecuadamente en los tejidos, provocando que hayan elevados niveles de glucosa que inhiben a la grelina, cambian el estado de ánimo, la ingesta alimenticia se altera todavía. Si le factorizamos el elemento ¨COVID-19¨, tenemos una bomba de tiempo de estrés, ingesta alimenticia y enfermedades concomitantes. Como consecuencia de la pandemia, muchas personas perdieron familiares o amigos cercanos, perdieron sus trabajos o su vida económica se vio afectada en gran medida (estos elementos podemos ubicarlos dentro de la ¨derrota social¨). Si le sumamos el pánico por la enfermedad, las medidas de prevención que impiden la socialización y la liberación de estrés en algunos países y regiones del mundo, tenemos pacientes cuya alimentación, cuyo estado de ánimo y cuyo estado social se ven directamente afectados por la enfermedad; pudiendo ver como el entorno que esta provoca podría ser un factor en la aparición de la depresión.

Cabe destacar que esto es dejando de lado elementos como las vías glutaminérgicas del trastorno depresivo mayor, la deficiencia de algunas vitaminas que se han podido observar se asocian al mismo, o los elementos estacionales que pueden funcionar como un gatillo en momentos específicos para la aparición del trastorno. 

En última instancia, debemos agregar que el COVID-19 como enfermedad, en investigaciones recientes y en algunas en curso, cursa con secuelas tanto neurológicas como psiquiátricas (13). Tanto pacientes que no tenían un diagnóstico previo a sufrir la enfermedad como aquellos que sí lo tenían y estaban bajo tratamiento han reportado que su ánimo no fue el mismo después de enfermar por COVID-19. Solo el tiempo y la investigación podrán esclarecer hasta qué punto es una consecuencia de la enfermedad. 

Mientras tanto, debemos mantenernos alerta y buscar ayuda si lo consideramos como algo necesario. Tratemos de evitar ser parte de la fatídica estadística de muerte que trae el trastorno depresivo mayor y, como dice mi doctora favorita en el área de salud mental, recordemos mantenernos a salvo. 

Referencias 

  1. Depression [Internet]. Who.int. 2020 [cited 5 August 2021]. Available from: https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/depression
  2. Lang U, Borgwardt S. Molecular Mechanisms of Depression: Perspectives on New Treatment Strategies. Cellular Physiology and Biochemistry. 2013;31(6):761-777.
  3. Wexler D, Porneala B, Chang Y, Huang E, Huffman J, Grant R. Diabetes Differentially Affects Depression and Self-Rated Health by Age in the U.S. Diabetes Care. 2012;35(7):1575-1577.
  4. 4. Gois C, Akiskal H, Akiskal K, Figueira M. The relationship between temperament, diabetes and depression. Journal of Affective Disorders. 2012;142:S67-S71.
  5. Kluge M, Schüssler P, Dresler M, Schmidt D, Yassouridis A, Uhr M et al. Effects of ghrelin on psychopathology, sleep and secretion of cortisol and growth hormone in patients with major depression. Journal of Psychiatric Research. 2011;45(3):421-426.
  6. Schellekens H, Finger B, Dinan T, Cryan J. Ghrelin signalling and obesity: At the interface of stress, mood and food reward. Pharmacology & Therapeutics. 2012;135(3):316-326.
  7. Lutter M, Sakata I, Osborne-Lawrence S, Rovinsky S, Anderson J, Jung S et al. The orexigenic hormone ghrelin defends against depressive symptoms of chronic stress. Nature Neuroscience. 2008;11(7):752-753.
  8. Why stress causes people to overeat - Harvard Health [Internet]. Harvard Health. 2021 [cited 6 August 2021]. Available from: https://www.health.harvard.edu/staying-healthy/why-stress-causes-people-to-overeat
  9. Häfner S, Baumert J, Emeny R, Lacruz M, Thorand B, Herder C et al. Sleep disturbances and depressed mood: A harmful combination associated with increased leptin levels in women with normal weight. Biological Psychology. 2012;89(1):163-169.
  10. Fulton S, Pissios P, Manchon R, Stiles L, Frank L, Pothos E et al. Leptin Regulation of the Mesoaccumbens Dopamine Pathway. Neuron. 2006;51(6):811-822.
  11. Åberg M, Åberg N, Hedbäcker H, Oscarsson J, Eriksson P. Peripheral Infusion of IGF-I Selectively Induces Neurogenesis in the Adult Rat Hippocampus. The Journal of Neuroscience. 2000;20(8):2896-2903.
  12. Becker C, Zeau B, Rivat C, Blugeot A, Hamon M, Benoliel J. Repeated social defeat-induced depression-like behavioral and biological alterations in rats: involvement of cholecystokinin. Molecular Psychiatry. 2007;13(12):1079-1092.

Taquet M, Geddes J, Husain M, Luciano S, Harrison P. 6-month neurological and psychiatric outcomes in 236 379 survivors of COVID-19: a retrospective cohort study using electronic health records. The Lancet Psychiatry. 2021;8(5):416-427.epresivo mayor o depresión mayor, se define como la sensación persistente

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