La cultura de la ligereza (2da. Parte)

Por Ayaibex Montas/Santo Domingo

Todos queremos divertirnos: EL NEO-CONSUMIDOR

Hasta hace unas décadas lo ligero marcaba solo a las elites, había una diferencia de clase,
donde las clases populares les tocaba lo pesado, lo grosero, lo feo, el rigor, el compromiso,
las obligaciones. En cambio, ahora, no son solo los ricos los que pueden comprar por placer
y consumir más allá de lo necesario. Ahora las masas se acoplan a esa práctica y componen la inmensa mayoría de los consumidores.

Estamos frente a un neo-consumidor, un coleccionista de experiencias.

Este neo-consumidor se ha liberado de su referencia de clase, emancipado de las
convenciones de su tiempo y del espacio y se afirma como un consumidor volátil, infiel,
vacilante.

El consumo actual funciona como paliativo de deseos incumplidos, como una forma de
consuelo para recuperar la autoestima. Una pequeña embriaguez para olvidar aunque sea
momentáneamente las frustraciones que cada quien vive. Estamos ante la generación del YA.

Lo que transforma la percepción de una realidad solo puede cambiarse si cambia el
pensamiento individual. Volitivo es la generación del Ya..Volitivo y circunscrito en la teoría
de lo complejo.

Mientras algunos avanzan por el camino del consumismo, otros practican una ligereza
interior, centrada en la meditación, yoga, minimalismo.

Se apunta a un ideal de vida menos estresante, un presente menos pesado.

Todos los campos de la actividad humana están marcados por esta tendencia a la ligereza que influye en campos que van desde el consumismo a las modas, de las artes plásticas a la industria de la energía; desde la educación al deporte y el cultivo del cuerpo -que se ha
convertido en una verdadera obsesión para una gran parte de la población -; de la medicina a la tecnología, de las relaciones sexuales a las relaciones interpersonales y desde el propio mundo del imaginario colectivo al individual. Ahora todos ansioso por la ligereza…

Y de ahí el éxito de la virtualidad como sustituto de aquella realidad objetiva.

La paradoja de este espíritu light

La civilización de lo ligero va de la nube de datos a la biotecnología, de los nanoobjetos a los gadgets de alta tecnología, del culto a la delgadez a la alimentación light.

La paradoja está en que todavía a pesar de lo ligero, la vida cotidiana se vuelve acuciada por el desempleo, la precariedad, la inestabilidad amorosa, las deudas, el sobreempleo y los
riesgos sanitarios. Toda cultura trae una ironía, una paradoja en sí misma. Algunos a esto le
llamarían dialéctica: cuando dos fuerzas contrarias se encuentran. La transformación es a
través de la contradicción interna.

Para tener un cuerpo atlético hay que dedicarle horas y horas al entrenamiento, requiere
constancia y esfuerzo. El hiperconsumo requiere trabajo o deudas, el acto en sí de comprar
requiere tiempo y esfuerzo en la toma de decisión. Conectarse en las redes requiere tiempo y atención (mucha).

El hiperindividualismo ha aportado confort, satisfacción material, ha simplificado la vida, el
placer es legítimo, vivimos mucho más tiempo que antes, con buena salud, viajamos, nos
comunicamos y, sin embargo, el sentimiento de felicidad no progresa. Tenemos una sociedad con mucho estrés, con depresiones, ansiedad, problemas que lo invaden todo y no tenemos la sensación de vivir en una sociedad radiante.

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