El origen de los Trastornos Mentales a Nivel Cuántico (2da parte)


Segunda parte 

Por la licenciada Ayaibex Montás, Psicóloga Clínica

Signos y Síntomas Medibles son Partículas en vez de Ondas

Un trastorno mental produce cambios observables no sólo para el individuo sino para el resto de su entorno. Los trastornos mentales producen signos y síntomas que son observables para la persona afectada o las personas de su entorno. Entre ellos pueden figurar: síntomas físicos (dolores, trastornos del sueño), síntomas afectivos (tristeza, miedo, ansiedad), síntomas cognitivos (dificultad para pensar con claridad, creencias anormales, alteraciones de la memoria), síntomas del comportamiento (conducta agresiva, incapacidad para realizar las tareas corrientes de la vida diaria, abuso de sustancias) y Alteraciones perceptivas (percepción visual o auditiva de cosas que otras personas no ven u oyen).

Un síntoma es lo que experimenta la persona con determinado trastorno y un signo es lo que los otros ven, incluyendo el psicólogo. Mientras que los signos son objetivos, los síntomas por otro lado son subjetivos. Ahora bien, ambos son medibles para la psicología.

Los dos sistemas clasificatorios de la psicopatología más importantes en la actualidad: la CIE-11 de la Organización Mundial de la Salud y el DSM-V de la Asociación Psiquiátrica Americana utilizan el término trastorno mental para referirse a una perturbación de la actividad intelectual, el estado de ánimo o el comportamiento que no se ajusta a las creencias y las normas culturales.

Ambos sistemas normalizaron alrededor del mundo lo que es salud mental y lo que constituye trastorno mental.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2006) El trastorno mental es una alteración de los procesos cognitivos y afectivos del desarrollo, considerado como anormal con respecto al grupo social de referencia del cual proviene el individuo. Se encuentra alterado el razonamiento, el comportamiento, la facultad de reconocer la realidad o de adaptarse a las condiciones de la vida.

A finales del siglo XIX, Michel Foucault plantea que la anormalidad es una expresión de la consciencia occidental: “Cuando un juicio no puede enunciarse en términos de bien y de mal se lo expresa en términos de normal y de anormal. Y cuando se trata de justificar esta última distinción, se hacen consideraciones sobre lo que es bueno o nocivo para el individuo. Son expresiones de un dualismo constitutivo de la conciencia occidental”.

Esta distinción de la diferencia es lo que como seres sociales nos divide en dos grupos: los que se adaptan y los que no. De hecho, Salud mental es equivalente a adaptación para la OMS (1998).

Enlace a la primera parte.

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