El médico rehabilitador: ente vital en el desarrollo de los prematuros

Actualmente la supervivencia de estos niños nacidos antes de tiempo ha aumentado gracias a la tecnología, en la semana 23 de embarazo está el límite para que el bebé prematuro salga adelante, por tal razón es esencial buscar la mejor manera de hacer un pronóstico que permita, lo más pronto posible, establecer el tratamiento adecuado y su frecuencia.

El médico rehabilitador debe hacer una valoración global del bebé tanto en sus aspectos neuromotor, digestivo, respiratorio y otros, además de tener la responsabilidad de coordinar a un equipo integrado por fisioterapeutas (tonificación muscular), terapeutas ocupacionales (estimulación de los cinco sentidos) y logopedas (para establecer el hábito de succión y deglución, enseñarle a comer).

Por su condición, el prematuro es un niño con poco tono muscular, lo que influye en el desarrollo motor, cuando se siente, cuando gatee, cuando se ponga de pie. Pero también le influirá a nivel respiratorio, puede ser más proclive a neumonías, y en su comportamiento, tardar en mantenerse sentado y no tener una mirada vertical con el entorno puede suponer un retraso.

Este trabajo comienza a partir de la salida de la incubadora, cuando alcanzan la semana 34 de la gestación, ya que antes son seres tan frágiles que apenas se les puede manipular, solo se les va cambiando de postura. En la planta de neonatología comienza un trabajo durante tres semanas, hasta que alcancen la semana 37.

Sin embargo, en el proceso de rehabilitación no solo se trata al niño, sino que también se trabaja con los padres, a cuidar, estimular e identificar sus señales y a establecer ese vínculo materno-filial que no ha podido establecerse hasta que no ha salido de la incubadora.

Para pasar de la medicina curativa a la preventiva, es importante definir y avanzar en el protocolo de seguimiento que los médicos rehabilitadores deben aplicar a un bebé prematuro.

Fuente: Efe Salud