“Formamos médicos expertos en úteros, pero no siempre en humanidad.”
Autor:
Dr. Cristian Francisco
Especialista en Obstetricia y Ginecología y Medicina Forense
Profesor Titular, Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)
Resumen
La formación médica ha logrado avances extraordinarios en el conocimiento técnico y biológico, pero aún presenta falencias profundas en la dimensión humana. A partir de una reflexión sobre la frase “Formamos médicos expertos en úteros, pero no siempre en humanidad”, este artículo ofrece una visión histórica, académica y docente sobre la evolución de la enseñanza médica en ginecología, identificando sus debilidades en el área ética y humanística. Se propone una mirada futurista que demanda una transformación curricular que reequilibre lo técnico con lo humano, incluyendo la formación en Lex Artis, como herramienta fundamental tanto para una atención ética como para la prevención de conflictos legales.
Desde finales del siglo XIX, con el surgimiento de la obstetricia moderna y el desarrollo de la cirugía ginecológica, se produjo una creciente especialización centrada en los órganos reproductivos femeninos. Este enfoque, si bien permitió grandes avances en la reducción de la mortalidad materna, relegó en muchos casos la dimensión emocional y social de la paciente.
Durante el siglo XX, la enseñanza médica en muchos países de América Latina se centró en la anatomía, fisiología y patología del aparato reproductor, bajo una lógica hospitalo céntrica y biologicista. La mujer fue vista, muchas veces, más como un “útero” que como una persona integral. Esta visión reduccionista influyó en generaciones de médicos cuya excelencia técnica contrastaba con una deficiente formación en comunicación, empatía y bioética.
Hoy día, aunque la ciencia médica ha alcanzado niveles asombrosos de precisión y capacidad diagnóstica, persisten testimonios de pacientes que reportan trato impersonal, negligencia emocional o indiferencia ante el sufrimiento.
La fragmentación curricular, que separa las ciencias médicas de las humanidades, ha producido egresados brillantes en quirófano pero con dificultades para manejar el dolor, la muerte, el duelo o la violencia obstétrica. Esto representa no solo un fracaso ético, sino también un riesgo judicial y reputacional para el ejercicio profesional.
La aplicación adecuada de la Lex Artis ad hoc —es decir, el conjunto de reglas científicas, éticas y técnicas vigentes en el momento y lugar de la atención médica— constituye no solo el estándar profesional esperado, sino también una defensa jurídica ante posibles demandas por mala praxis.
En ginecología y obstetricia, especialidades de alta litigiosidad, el desconocimiento de la Lex Artis o su aplicación deficiente puede ser causa directa de reclamaciones por supuesta negligencia. Una atención centrada solo en el protocolo técnico, sin atención al consentimiento informado, la comunicación clara y el respeto a los valores de la paciente, puede derivar en conflictos legales incluso cuando el procedimiento fue clínicamente correcto.
Por tanto, la enseñanza de la Lex Artis debe incluirse en el currículo no solo como una categoría legal, sino como una guía ética de actuación que garantiza calidad asistencial y reduce el riesgo jurídico.
Una educación médica verdaderamente moderna debe concebirse como tecnológicamente avanzada y profundamente humana y jurídica. Las competencias clínicas deben coexistir con la formación en:
- Bioética y derechos reproductivos. Comunicación médico-paciente. Lex Artis ad hoc y su aplicación práctica. Documentación médica y consentimiento informado. Manejo de conflictos y prevención de demandas. Psicología del embarazo y del duelo. El currículo del siglo XXI debe enseñar a los médicos a ver el alma, además del útero; aplicar la ciencia con sensibilidad, y la técnica con legalidad.
La medicina del futuro no puede ser únicamente técnica. Se requiere un nuevo profesional capaz de comprender que la dignidad de la paciente está por encima del protocolo. El ginecólogo del futuro debe:
- Ser defensor de los derechos reproductivos y la justicia médica. Integrar empatía, la ética y la legalidad en su quehacer diario. Documentar de manera completa, veraz y con visión preventiva. Trabajarminterdisciplinariamente con psicólogos, juristas y bioeticistas
El profesional que comprenda el valor de la humanidad y el cumplimiento de la Lex Artis, no solo será mejor médico, sino también estará mejor protegido jurídica y moralmente.
Concluimos en que la frase “Formamos médicos expertos en úteros, pero no siempre en humanidad” debe convertirse en una alerta académica y ética. No se trata de abandonar la técnica, sino de complementarla con una medicina profundamente humana y jurídicamente consciente. Solo así evitaremos una práctica médica desarraigada, vulnerable ante la desconfianza social y judicial. El equilibrio entre la Lex Artis, la humanidad y la ciencia será la clave de la medicina ginecológica del futuro.
A ustedes, médicos y médicas que inician el noble ejercicio de curar, aliviar y acompañar, les corresponde no solo heredar los saberes clínicos, sino también renovar el compromiso humano de la profesión. Sean expertos en órganos, sí, pero nunca se olviden de las almas. Estudien la fisiología, pero también escuchen el silencio del sufrimiento. Aprendan a operar úteros, pero no olviden que detrás hay historias, miedos, duelos, maternidades esperadas o rechazadas. Dominen las técnicas, sí. Pero practiquen también el respeto, la compasión y la escucha activa. El bisturí no debe cortar la sensibilidad. La bata blanca no debe ocultar la ternura. El expediente médico no debe reemplazar el contacto humano.
Aprendan la Lex Artis, no solo para evitar demandas, sino para ejercer con excelencia ética y legal. La medicina del siglo XXI no necesita únicamente expertos, necesita seres humanos comprometidos con la vida, con la justicia, con la verdad y con el dolor ajeno. No teman llorar con una paciente. No teman pedir disculpas. No teman aceptar sus límites. La humildad también salva vidas.
Hoy más que nunca, la sociedad necesita médicos con ciencia en la mente y humanidad en las manos. Que no sean solamente operadores del cuerpo, sino constructores de confianza, defensores de la dignidad y artesanos del consuelo.
En cada consulta, en cada sala de partos, en cada urgencia: recuerden que la medicina no se mide solo en resultados clínicos, sino también en la huella que dejan en los corazones de quienes atienden. Ese será, al final, el verdadero legado.
Referencias
- Pellegrino, E.D. (1999). The philosophy of medicine reborn: A Pellegrino reader. University of Notre Dame Press.
- World Health Organization (2023). Respectful maternity care: the universal rights of childbearing women.
- Ministerio de Salud Pública, R.D. (2022). Guía nacional de atención humanizada en salud sexual y reproductiva.
- Ruíz-Romero, M. (2021). Humanización y ética en obstetricia. Gaceta Médica de México.
- Tribunal Constitucional Dominicano (2019). Sentencia TC/0013/19: validez probatoria de informes médicos en juicios de responsabilidad.
- Francisco, C. (2024). Lex Artis y responsabilidad profesional médica en ginecología. Revista de Medicina Legal Dominicana.
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