¿Un exceso de limpieza altera el sistema inmunitario humano?

En medicina, la "hipótesis de la higiene" afirma que la exposición en la primera infancia a determinados microorganismos protege contra las enfermedades alérgicas al contribuir al correcto desarrollo del sistema inmunitario (ayudarle a aprender a diferenciar entre microorganismos “buenos” y microorganismos “malos”), y que el nivel de limpieza que desde hace décadas es normal en muchas naciones industrializadas impide esa exposición beneficiosa, promoviendo la aparición de tales enfermedades alérgicas.

A raíz de esa hipótesis, se ha vuelto muy común la opinión de que la sociedad occidental del siglo XXI es demasiado higiénica y que debido a ello es probable que los bebés y los niños de corta edad estén menos expuestos a los gérmenes útiles en los primeros años de su vida y, por tanto, sean más propensos a sufrir alergias y otros trastornos de salud comparables.

Algunos estudios al respecto han dado resultados que han sido interpretados como indicios a favor de esa hipótesis de que un menor contacto con microbios por culpa de un exceso de higiene personal y de limpieza del hogar tiene buena parte de la culpa de los casos modernos de trastornos del sistema inmunitario humano.

Ahora, el equipo de Graham Rook, del University College de Londres en el Reino Unido, ha completado una investigación cuyos resultados refutan esa hipótesis. Son cuatro los argumentos principales en contra.

Los autores del nuevo estudio argumentan que aunque ciertamente la exposición a los microorganismos en los primeros años de vida es esencial para la "educación" de los sistemas inmunológico y metabólico, hay que tener en cuenta, en primer lugar, que los microorganismos que se encuentran en un hogar moderno no son, en gran medida, los que necesitamos para esa inmunidad.

En segundo lugar, las vacunas, además de protegernos de la infección contra la que están diseñadas, aportan mucho más al fortalecimiento de nuestros sistemas inmunitarios que lo aportado por la exposición general a microbios. Además, las vacunas lo logran sin necesidad de que nos arriesguemos a enfermar o incluso a morir, por exponernos a microorganismos patógenos.

En tercer lugar, ahora hay pruebas concretas de que los microorganismos del entorno verde natural son especialmente importantes para nuestra salud; la limpieza y la higiene domésticas no influyen en nuestra exposición a ese entorno natural.

Por último, investigaciones recientes demuestran que cuando los epidemiólogos encuentran una asociación entre el grado de limpieza del hogar y problemas de salud como las alergias, dicha asociación no suele estar causada por la eliminación de microorganismos, sino por la exposición de los pulmones a productos de limpieza que provocan un tipo de daño que favorece el desarrollo de respuestas alérgicas.

Rook resume así la conclusión de todo esto: "En definitiva, la limpieza del hogar es buena, y la higiene personal también, pero para evitar la propagación de infecciones sin generar el otro problema, es necesario dirigirla a las manos y a las superficies que con más frecuencia están implicadas en la transmisión de infecciones. Limitando nuestras prácticas de limpieza a lo realmente necesario, también limitamos la exposición directa de los niños a los productos de limpieza".

El estudio se titula “Microbial exposures that establish immunoregulation are compatible with targeted hygiene”. Y se ha publicado en la revista académica Journal of Allergy and Clinical Immunology.

Fuente: NCYT.

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