Seguridad alimentaria para todos: ¿realidad o utopía?

Dra. Marianela González Díaz

Dermatóloga, Cirujana Dermatóloga y Nutrióloga Clínica

Cada 16 de octubre se celebra el Día Mundial de la Alimentación en conmemoración de la fundación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Su propósito es crear conciencia en los gobernantes, organizaciones, escuelas y población en general de que la alimentación es un derecho reconocido por la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

El objetivo principal de esta celebración es promover la seguridad alimentaria y una nutrición saludable y asequible, como garantía para erradicar el hambre y la desnutrición a nivel mundial, sobre todo en las comunidades vulnerables como la niñez, los ancianos, embarazadas, personas con discapacidad y pacientes con alteraciones mentales, a propósito de celebrarse recientemente el Día Mundial de la Salud Mental.

El Programa Mundial de Alimentos asegura que hay más de 10 millones de personas desnutridas en el mundo. Este flagelo es más evidente en África y en el sur del Sahara, donde se estima que al menos una de cada seis personas no tiene alimentos suficientes para conservar la salud y llevar una vida activa. Diversos factores inciden en la aparición de este problema, tales como las guerras o conflictos bélicos, los cambios climáticos —como terremotos, inundaciones y sequías—, la inseguridad civil, el alto costo de la vida, el desempleo y la disminución de la producción de alimentos. Todo esto conlleva a profundizar la hambruna y la pobreza.

Un dato curioso, publicado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y OSPAT, indica que el desperdicio de comida a nivel mundial equivale a 1.3 mil millones de toneladas al año, lo que significa que un tercio de la producción de alimentos no se consume y va a parar a la basura.

Es impresionante que esto ocurra habiendo tanta pobreza y hambruna en el mundo. Esta realidad contrasta con uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que plantea un mundo libre de hambre para el 2030. Por tanto, esta proyección está lejos de cumplirse, ya que se prevé que más de 600 millones de personas en todo el mundo se enfrentarán al hambre para ese año.

Hay que aunar esfuerzos y crear conciencia para que los gobiernos de los países más pobres ejecuten políticas públicas a favor de una alimentación adecuada, suficiente e inocua, que aporte los nutrientes necesarios según la edad, sexo, peso y actividad física de cada individuo. Esto se traduce en una reducción significativa de las enfermedades crónicas no transmisibles y en una mejor calidad de vida para la población.

El eslogan de este año es: De la mano por unos alimentos y un futuro mejores”.Cierro este escrito diciendo: “Que tu alimento sea tu medicamento”,—Hipócrates.

No te pierdas una noticia, suscribete gratis para recibir DiarioSalud en tu correo, siguenos en Facebook, Instagram, Twitter, Linkedln, telegram y Youtube

Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad