La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado hoy su primera directriz global sobre el tratamiento de la enfermedad de células falciformes (ECF) durante el embarazo, una condición que representa graves riesgos para la salud de las mujeres gestantes y sus bebés, especialmente en regiones con recursos limitados.
La anemia de células falciformes (ACF) es un trastorno sanguíneo hereditario que afecta a más de 7,7 millones de personas en todo el mundo, y cuya prevalencia ha aumentado más del 40 % desde el año 2000. Esta enfermedad altera la forma de los glóbulos rojos, haciéndolos rígidos y con forma de hoz, lo que provoca obstrucciones en los vasos sanguíneos y puede desencadenar complicaciones graves como dolor agudo, infecciones, accidentes cerebrovasculares o insuficiencia orgánica.
Durante el embarazo, los riesgos asociados con la ACF se agravan, debido al aumento en la demanda de oxígeno y nutrientes. Las mujeres embarazadas con esta condición tienen de 4 a 11 veces más probabilidades de morir en comparación con aquellas sin la enfermedad, y presentan mayor riesgo de sufrir complicaciones obstétricas como preeclampsia. Los bebés, a su vez, enfrentan un riesgo elevado de muerte fetal, parto prematuro y bajo peso al nacer.
Nuevas recomendaciones con enfoque global
Hasta ahora, las pautas clínicas sobre la ACF durante el embarazo se basaban en protocolos de países de altos ingresos. Con esta nueva directriz, la OMS propone más de 20 recomendaciones basadas en evidencia científica, diseñadas también para contextos de ingresos bajos y medios, donde se concentra la mayoría de los casos.
Las recomendaciones incluyen:
- Suplementación con ácido fólico y hierro, con ajustes para zonas endémicas de malaria.
- Manejo de crisis de células falciformes y control del dolor.
- Prevención de infecciones y trombosis.
- Uso de transfusiones sanguíneas profilácticas.
- Seguimiento médico intensivo para la madre y el bebé durante todo el embarazo.
“La guía reconoce que con atención médica adecuada, las mujeres con anemia falciforme pueden tener embarazos y partos seguros”, afirmó la Dra. Pascale Allotey, directora de Salud Sexual y Reproductiva e Investigación de la OMS. “Necesitamos inversiones urgentes para ampliar el acceso a tratamientos eficaces durante el embarazo, especialmente en regiones donde esta enfermedad sigue siendo desatendida”.
Atención personalizada y libre de estigmas
La directriz también hace hincapié en la atención centrada en la persona, adaptada a la historia clínica y preferencias individuales, y en la necesidad de combatir el estigma que aún enfrentan muchas mujeres con ACF en los sistemas de salud.
“Es clave que estas mujeres puedan discutir sus opciones desde las etapas más tempranas del embarazo, o incluso antes, con equipos médicos capacitados”, señaló la Dra. Doris Chou, directora médica de la OMS y autora principal de la guía.
La OMS destaca que el manejo adecuado de la ACF durante el embarazo requiere un equipo multidisciplinario, que puede incluir hematólogos, ginecólogos-obstetras, matronas y pediatras, con experiencia en salud materna y neonatal.
Una enfermedad desatendida que exige más investigación
Pese a su creciente prevalencia global y su impacto en la salud materno-infantil, la ACF sigue recibiendo poca financiación e investigación, en especial en relación con los tratamientos seguros para embarazadas y lactantes. La OMS advierte sobre la urgencia de incluir a estas poblaciones en estudios clínicos futuros.
Esta publicación forma parte de una nueva serie de guías de la OMS enfocadas en el manejo de enfermedades no transmisibles durante el embarazo. Las siguientes entregas abordarán condiciones como enfermedades cardiovasculares, diabetes, trastornos mentales y consumo de sustancias, todos factores clave en la mortalidad y morbilidad materna y neonatal a nivel global.
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