El Hospital Universitario de Bellvitge y el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) han publicado un estudio pionero que redefine la comprensión de la cleptomanía, considerándola no solo como un trastorno impulsivo, sino también como una conducta compulsiva que busca aliviar el malestar emocional. Esta investigación, publicada en la prestigiosa revista Scientific Reports del grupo Nature, abre nuevas vías para el tratamiento de esta compleja afección mental.
Hasta ahora, la cleptomanía se ha entendido principalmente como una dificultad para resistir el impulso de robar objetos sin valor real o necesidad. Sin embargo, el nuevo estudio identifica que, además del impulso, hay un fuerte componente compulsivo: una necesidad repetitiva de actuar para calmar una ansiedad interna.
“Estamos frente a un trastorno mucho más complejo de lo que se pensaba. La cleptomanía no es solo falta de control, también es una forma de regular emociones intensas”, explica la Dra. Susana Jiménez-Murcia, líder del estudio y psicóloga clínica del Hospital de Bellvitge.
Un estudio único en su tipo
La investigación contó con 150 mujeres participantes, divididas entre pacientes con cleptomanía sola, cleptomanía combinada con trastornos de la conducta alimentaria (TCA), y un grupo control. El análisis mostró que quienes padecen cleptomanía presentan perfiles psicológicos disfuncionales, con niveles significativos de ansiedad, preocupación y falta de flexibilidad mental.
“Los casos con cleptomanía y TCA mostraron mayor impulsividad, mientras que aquellas con cleptomanía aislada presentaban más rasgos compulsivos”, explicó la Dra. Lucero Munguía, primera autora del estudio.
Este hallazgo subraya la necesidad de adaptar los tratamientos a cada caso individual, considerando no solo los síntomas, sino también las comorbilidades presentes.
Una llamada a visibilizar y tratar el trastorno
Se estima que la cleptomanía afecta entre el 0,3 % y el 2,6 % de la población general, aunque en el contexto de robos puede alcanzar hasta un 24 %. Sin embargo, el estigma y el miedo al juicio social impiden que muchas personas afectadas busquen ayuda. La mayoría de diagnósticos se realiza de manera indirecta, cuando el paciente acude a consulta por otros problemas.
“Queremos romper el silencio. La cleptomanía es un trastorno real, que causa sufrimiento y que tiene tratamiento”, insisten las autoras del estudio.
El tratamiento habitual es la terapia cognitivo-conductual, aunque el equipo de Bellvitge sugiere complementar esta con otras técnicas como la terapia de exposición y prevención de respuesta, usada en casos de trastorno obsesivo-compulsivo, y herramientas innovadoras como videojuegos terapéuticos (serious games) diseñados para mejorar el control emocional.
Desde IDIBELL y el Hospital de Bellvitge, se invita a cualquier persona afectada a acudir a su médico de cabecera, quien podrá derivarla a un equipo especializado. El mensaje es claro: la cleptomanía se puede tratar, y pedir ayuda es el primer paso hacia la recuperación.
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