Importancia de la dosis de 100,000 UI en vitamina D3

Por la doctora Annie Veloz, nutrióloga clínica

En los últimos meses se han implementado múltiples estrategias terapéuticas, algunas con bases científica y otras hasta empíricas para el abordaje de la afectación pandémica por COVID-19 y que incluyen fármacos antirretrovirales, corticoides, inmunomoduladores, entre otros. De interés, los tratamientos empíricos tienen su base racional debido a la urgencia del caso y también a la falta de evidencia en la farmacología clínica para el COVID-19. No obstante, resulta clave recordar que el empirismo enfatiza el papel de la experiencia y la evidencia y, por lo tanto, construye tarde o temprano al rigor de la evidencia médica o medicina basada en la evidencia.

En rigor, es conocido que los receptores de vitamina D (VDR) existieron en organismos muy primitivos que carecían de un sistema dérmico apropiado para sintetizar su ligando específico, la vitamina D. También, estos organismos carecían de aparatos como el osteoarticular, cardiovascular, riñones e inclusive pulmones. Consecuentemente surge el planteamiento de cuál sería su propósito, y una primera aproximación de respuesta sería la de formar parte de un complejo sistema de defensa. Los VDR fueron originalmente descritos dentro de las células a nivel citoplasmático, pero luego y de especial interés, también se los halló en las mitocondrias.

Si bien carecemos de suficiente evidencia que justifique suplementar con vitamina D en la prevención y/o tratamiento de la infección por COVID-19, a la fecha resulta cada vez más factible que esta hipótesis sea válida. Dos mecanismos básicos generales deberían ser considerados. Uno sería la acción antiinfecciosa e inmunomoduladora que ejerce mejorando las barreras intercelulares por estímulo de la inmunidad innata, así también por modulación de la inmunidad adaptativa. Además, la vitamina D reduce la producción de citoquinas inflamatorias como IL-2 e interferón gamma. 

Recientemente se han demostrado múltiples efectos pleiotrópicos sobre las acciones de la vitamina D a nivel antiinflamatorio e inmunomodulador. Esto explica resultados positivos en estudios con influenza, coronavirus y otras infecciones respiratorias. Se ha descrito relación inversa entre niveles séricos de vitamina D y prevalencia de patología infecciosa respiratoria. De interés, otro abordaje mecanístico responde a considerar la inhibición del sistema renina-angiotensina-aldosterona, que se exacerba en la infección por COVID-19 debido a que el virus se une a la enzima ECA2, quedando disponible más angiotensina II para causar daño. 

La vitamina D inhibe mediadores del SRAA presentes en todas las células del organismo, y al inhibir la actividad ECA y aumentar la ECA2, disminuye los niveles de angiotensina II.

En consecuencia y ante esta epidemia devastadora para la que carecemos aún de tratamientos efectivos, la presente revisión recopila y propone explorar el efecto potencialmente protector de las altas dosis diarias de vitamina D para aumentar rápidamente los niveles en sangre y tejidos, con el objetivo de contrarrestar la sobrecarga del SRAA y mejorar así el curso de la infección por COVID-19. Una posible dosis para obtener rápidos incrementos en los niveles plasmáticos de vitamina D podría estar entre las 5.000 y/o 10.000 UI diariamente, o bien de 50.000 a 100.000 UI por semana.  Link 1 

En otro estudio de The American Journal of Clinical Nutrition, concluye que la farmacocinética de una gran dosis única de colecalciferol(100, 000 UI), es una forma segura, eficaz y sencilla de aumentar las concentraciones de calcidiol. El intervalo de dosificación debe ser de 2 meses para asegurar concentraciones séricas continuas de calcidiol por encima del valor inicial. Link 5

Un reciente estudio demuestra que las dosis diarias recomendadas de vitamina D deberían ser 10 veces superiores a las consideradas hasta el momento. Tanto una reciente publicación en la revista Nutrients, como las investigaciones del reputado endocrinólogo Robert Heaney, demuestran que las recomendaciones de la medicina tradicional se basaban en un error matemático. Adicionalmente, ambos coinciden en que los valores óptimos, para ser realmente beneficiosos para la salud, deberían ser superiores. El 50% de las personas que toman la cantidad diaria recomendada hasta la fecha (600 unidades) no alcanzan los niveles mínimos óptimos. Link 2

Otro estudio realizado por el servicio de medicina Servicio Medicina Interna, Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), concluyó que, a la suplementación, se está de acuerdo en la necesidad de realizarla, pero las dosis también son objeto de discusión. Parece claro que para la mayoría de los individuos se necesitarían entre 800 y 1.000 UI al día y que una suplementación en el rango superior de ese intervalo (1.000 UI/día) aumentaría la probabilidad de que los pacientes consiguieran niveles séricos de 25(OH) vitamina D superiores a 30 ng/ml, aunque también es posible que algunos colectivos especiales precisen de dosis incluso más altas (hasta 2.000 UI/día) para alcanzar dichos niveles. Link 3

En otro estudio realizado por Dra. Pía de la Maza, de la Universidad de Chile, evaluaron el diagnóstico y tratamiento de la deficiencia de vitamina D. La evidencia actual sugiere la necesidad de elevar las recomendaciones para la ingesta dietaria en adultos, hasta cifras cercanas a 1.000 UI/día. Sin embargo, en casos de deficiencia puede ser necesario utilizar suplementos farmacéuticos conteniendo dosis superiores de esta vitamina, por cuanto aquellas utilizadas en el pasado no lograban corregir el déficit. Link 4

Al revisar las siguientes publicaciones destacamos el papel de la Vitamina D en el metabolismo del calcio y el fósforo y su importancia en el mantenimiento de la masa ósea y la prevención de fracturas. Además, el papel que juega en otros sistemas de la economía humana y, por ende, en la génesis de muchas enfermedades, sitúa a la vitamina D como un suplemento casi que permanente en procesos vitales como la adolescencia, el embarazo, la menopausia y el envejecimiento, así como terapia acompañante en el tratamiento de enfermedades graves como osteoporosis, cáncer, diabetes, hipertensión y esclerosis múltiple, por mencionar algunas. Por lo que se denota la necesidad de no solo en los pacientes con Covid-19, si no también en parte preventiva, se requieren dosis de 100,000 UI, para cubrir la dosis de optima de vitamina D y ejercer un efecto protector al organismo.

La doctora Annie Veloz es nutrióloga clínica y pueden contactarla en www.draannieveloz.com y en las redes sociales como @draannieveloz.

Referencias:

  1. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7256522/pdf/main.pdf
  2. https://neolifeclinic.com/blog/por-que-hay-que-tomar-altas-dosis-de-vitamina-d/
  3. http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1889-836X2014000500001
  4. https://scielo.conicyt.cl/pdf/rchnut/v36n3/art09.pdf
  5. https://academic.oup.com/ajcn/article/87/3/688/4633449

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