Estudio identifica mutación genética que disminuye hormona clave en la conducta social del autismo

Un equipo de científicos del Instituto de Neurociencias (CSIC-UMH) ha desvelado por primera vez el vínculo biológico entre una mutación genética y las alteraciones en la conducta social asociadas al autismo. El estudio, publicado en la prestigiosa revista Nature Communications, revela que esta mutación reduce los niveles de vasopresina, una hormona cerebral esencial para las interacciones sociales.

La investigación, liderada por Félix Leroy, investigador del CSIC, se centró en el gen Shank3, cuya alteración ya se sabía que estaba relacionada con el autismo, aunque el mecanismo detrás de sus síntomas era un misterio. Utilizando un modelo de ratón con esta mutación, el equipo observó que la vasopresina no se liberaba correctamente en una región cerebral clave, el septum lateral, lo que explicaba la falta de sociabilidad y una reducción notable de la agresividad defensiva en los animales.

Controlando la sociabilidad y la agresividad

El descubrimiento más significativo del estudio es que la vasopresina actúa en el septum lateral a través de dos receptores distintos:

  • El receptor AVPR1a, que controla la sociabilidad.
  • El receptor AVPR1b, que regula la agresividad social.

Manipulando estos receptores, los investigadores lograron mejorar la sociabilidad de los ratones sin aumentar su agresividad. "Conseguimos mejorar la sociabilidad sin aumentar la agresividad, algo fundamental si pensamos en un futuro tratamiento", explica Leroy. Esta capacidad de modular los comportamientos de forma independiente es un hallazgo prometedor para el desarrollo de terapias más seguras y efectivas.

Para llegar a estas conclusiones, el equipo utilizó un biosensor de vasopresina de última generación, que les permitió visualizar la liberación de la hormona en tiempo real. Este método demostró que la alteración se produce en un circuito neuronal muy específico, no en todo el sistema nervioso.

Hacia tratamientos personalizados

Los resultados de esta investigación están protegidos por una solicitud de patente con el objetivo de desarrollar fármacos que activen de forma selectiva el receptor AVPR1a, responsable de la sociabilidad. La meta es crear tratamientos que mejoren los déficits sociales en personas con autismo sin provocar efectos secundarios indeseados relacionados con la agresividad.

El estudio se realizó en ratones macho, ya que la vía de la vasopresina es más prominente en ellos. Esta diferencia sexual podría ayudar a explicar por qué el autismo es más frecuente en varones. Sin embargo, los investigadores señalan que en las mujeres el trastorno podría manifestarse de manera diferente o estar infradiagnosticado. "Nuestros resultados apuntan a que los tratamientos del futuro podrían personalizarse teniendo en cuenta estas diferencias", concluye Leroy.

Este trabajo, financiado por el Consejo Europeo de Investigación (ERC) y otras importantes entidades nacionales e internacionales, abre un nuevo camino para comprender y tratar el autismo, sentando las bases para futuras intervenciones terapéuticas más dirigidas y personalizadas.

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