El cáncer de próstata, uno de los más comunes a nivel mundial, puede evolucionar de forma lenta o agresiva, por lo que los chequeos regulares son clave para su detección y tratamiento oportuno, destacó el doctor Carlos Vargas, radioncólogo en Mayo Clinic.
El especialista explicó que el cribado, especialmente mediante la prueba de antígeno prostático específico (PSA), permite identificar la enfermedad en sus primeras etapas, cuando aún está localizada en la glándula prostática y las posibilidades de éxito terapéutico son mayores. “Cuanto más temprano es el diagnóstico, más eficiente es la intervención”, subrayó.
Entre los principales factores de riesgo mencionó la edad avanzada (mayor incidencia después de los 50 años), antecedentes familiares, mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, obesidad, y en algunos países, la raza y etnia.
Vargas advirtió que no todos los casos requieren tratamiento inmediato y que algunos pueden manejarse mediante vigilancia activa, con controles periódicos para evaluar su progresión. Cuando la enfermedad está avanzada o presenta metástasis limitadas, combinar radioterapia con terapia sistémica puede llevar a la remisión y prolongar la vida del paciente.
El especialista también resaltó avances como la terapia con haz de protones, que permite concentrar la radiación exclusivamente en la próstata, reduciendo posibles efectos adversos. Además, recordó que existen diversas opciones terapéuticas, como la quimioterapia, la cirugía —incluida la prostatectomía robótica—, la criocirugía y la terapia hormonal.
“La detección temprana no siempre significa tratamiento inmediato, pero sí brinda la oportunidad de elegir la mejor estrategia para cada paciente”, concluyó.
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