El doctor Clemente Terrero, epidemiólogo e infectólogo, advirtió sobre el preocupante resurgimiento del sarampión en las Américas, enfermedad que había sido erradicada en la región en 2002. Según datos recientes, en lo que va de 2025 se han reportado más de 2,300 casos en América, lo que representa un aumento de diez veces con respecto a años anteriores.
“La caída en las coberturas de vacunación y la alta movilidad internacional están reavivando los brotes de sarampión no sólo en América, sino también en Europa y Asia”, afirma el doctor Terrero. Además, destaca que la desinformación y la falta de inmunización están abriendo nuevamente la puerta a una enfermedad que ya se consideraba superada.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió una alerta sanitaria en octubre de 2024, instando a los países de la región a reforzar la vigilancia epidemiológica y a mejorar las coberturas de vacunación para evitar una epidemia de mayor escala.
Ante este panorama, el Dr. Terrero ha desarrollado una serie de conferencias bajo el título “Alerta sobre epidemia de sarampión”, dirigidas a médicos en diversas provincias del país como Ocoa, San Francisco de Macorís, San Juan de la Maguana, Santiago y Azua. En sus charlas, ha reiterado que el sarampión, causado por un virus del género Morbillivirus, es una de las enfermedades más contagiosas que existen, con una tasa de ataque del 99 % en personas no inmunizadas.
Un virus que no perdona bajas coberturas
“El descenso en las tasas de vacunación, el aumento de los viajes internacionales y la confusión de sus síntomas con otras enfermedades como el dengue han facilitado la propagación del virus”, señala el exdirector del hospital infantil Dr. Robert Reid Cabral.
En 2024 se registraron más de 359,000 casos de sarampión a nivel mundial. Europa y Asia fueron las regiones más afectadas. Solo en Europa se notificaron 127,350 casos, el doble que en 2023, alcanzando cifras que no se veían desde 1997.
El doctor Terrero cita a Rumanía como un ejemplo alarmante: allí solo el 78 % de los niños recibió la primera dosis de la vacuna y apenas el 62 % completó el esquema completo, lo que favoreció la aparición de brotes masivos.
El panorama en las Américas
Aunque el continente americano había eliminado el sarampión, la región enfrenta hoy nuevos desafíos. En 2024 se confirmaron 464 casos, y en los primeros meses de 2025 ya se han registrado 2,313. “Los casos afectan principalmente a personas mayores de cinco años, lo que revela importantes brechas en la inmunización”, explicó Terrero.
Países como Estados Unidos, Canadá, México y Argentina han reportado casos activos. En el caso de Estados Unidos, el número de jurisdicciones afectadas ha pasado de cinco en 2021 a una proyección de más de 70 para finales de 2025.
Una enfermedad grave, especialmente para los más vulnerables
“El sarampión no es una enfermedad leve”, enfatiza el infectólogo. “Puede causar fiebre alta, conjuntivitis, tos y un exantema característico. Además, debilita el sistema inmunológico, dejando al paciente expuesto a otras infecciones.”
Entre las complicaciones más graves se encuentran la neumonía, encefalitis, ceguera e incluso una forma rara pero mortal de afectación neurológica llamada panencefalitis esclerosante subaguda, que puede manifestarse años después de la infección inicial. Los grupos de mayor riesgo incluyen a menores de cinco años, mayores de 30, personas mal nutridas, inmunosuprimidos y mujeres embarazadas.
La vacuna: la herramienta más poderosa
Terrero insiste en que la vacunación es la principal estrategia para controlar esta enfermedad. “La OMS recomienda dos dosis: la primera entre los 9 y 12 meses de edad, y la segunda entre los 15 y 18 meses. Una sola dosis no garantiza la protección”, advirtió.
Se trata de una vacuna segura, eficaz y asequible, con un costo aproximado de un dólar por dosis.
“El resurgimiento del sarampión es una advertencia clara”, concluye el doctor Terrero. “La lucha contra las enfermedades prevenibles no ha terminado. Es urgente mantener altas coberturas de vacunación, reforzar la vigilancia sanitaria y combatir la desinformación para evitar una nueva crisis de salud pública.”
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