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Dolor crónico: condición que va más allá de un síntoma 

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Este 17 de octubre, el mundo conmemora el Día Mundial del Dolor, una fecha promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP). Su objetivo es visibilizar el sufrimiento asociado al dolor crónico y reconocerlo como una enfermedad que requiere diagnóstico y tratamiento integral.

La Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor (Fedelat), estima que el dolor crónico es una enfermedad que afecta entre el 27% y el 42% de los latinoamericanos.

De acuerdo con el gerente médico de Oste-Dolor en Adium Centroamérica y el Caribe, doctor Pedro Salvador Rivera, el dolor crónico es una condición que va más allá de un síntoma y se clasifica en dos tipos: agudo y crónico.

“El dolor agudo actúa como una señal de alarma del organismo: nos indica que algo no está bien, como cuando tenemos una lesión o un trauma. En cambio, el dolor crónico persiste más allá de tres meses y deja de cumplir esa función protectora, convirtiéndose en una enfermedad en sí misma”, detalló.

La cirugía como fuente frecuente de dolor agudo que cronifica

La cirugía es una de las fuentes más comunes de síndromes de dolor agudo a crónico. Este dolor posoperatorio crónico (DPOC) tampoco se restringe a cirugías mayores y se ve a menudo después de procedimientos menos invasivos, como las reparaciones de hernias. Este dolor puede ser el resultado de un traumatismo por el procedimiento o de complicaciones relacionadas. Se caracteriza por ser un dolor agudo, limitado en el tiempo, predecible y evitable. 

Su mal control afecta negativamente la calidad de vida y aumenta el riesgo de complicaciones, la morbilidad y los costos, incrementando también el riesgo de desarrollar dolor crónico persistente .

Uno de los principales indicadores de los malos resultados del dolor posoperatorio a largo plazo es el dolor no controlado que persiste en las primeras semanas o meses después de la cirugía. Este periodo es crítico para proporcionar intervenciones tempranas para prevenir la cronificación del dolor .

En varios estudios y encuestas realizadas en los últimos años se ha podido comprobar que este mal manejo del dolor y de la alta prevalencia es debido a muchos factores. Entre ellos están que, en algunos países, aún piensan que tener dolor es algo “normal” tras un proceso quirúrgico; además, las guías de tratamiento analgésico suelen ser inadecuadas para el tipo de cirugía y de paciente, no existiendo protocolos específicos y un miedo al uso de determinados fármacos y técnicas analgésicas .

Por otro lado, las enfermedades que requieren manejo del dolor en el mediano y largo plazo son variadas y pueden incluir artritis, fibromialgia, cáncer, lesiones nerviosas, problemas de espalda, migrañas, esclerosis múltiple o dolor pélvico crónico, entre otras. Muchas de ellas implican cambios en el sistema nervioso que perpetúan el dolor incluso cuando la causa inicial ya no está presente. Tratar precoz y adecuadamente el dolor agudo no sólo aliviará al paciente sino además será un elemento fundamental para que ese dolor no se cronifique.

Impacto en la vida cotidiana y la salud mental

El dolor crónico no solo se refleja en el cuerpo: también afecta profundamente la vida emocional y social de quienes lo padecen.

“El dolor limita la actividad física, interfiere con el sueño y puede desencadenar depresión. Se convierte en un círculo vicioso: mientras los pacientes menos duermen, más aumenta el dolor”, señala el doctor Rivera.

Tener dolor crónico se relaciona con la disminución de la actividad física, ansiedad, depresión y una reducción de la calidad de vida. Incluso investigaciones han demostrado que las personas que padecen dolor crónico tienen cuatro veces más probabilidades de sufrir depresión o ansiedad, a diferencia de aquellos que no tienen esta enfermedad .

Un abordaje integral: clave para mejorar la calidad de vida

La Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor (Fedelat) habla de la importancia del abordaje integral de esta afección, con el objetivo de no solo reducir el dolor y sus síntomas, sino mejorar la funcionalidad física y mental del paciente, mejorar su calidad de vida y fomentar la autonomía de la persona que lo padece .

Este enfoque integral requiere de la intervención de nutricionistas, enfermeras, médicos, psicólogos, terapeutas ocupacionales, kinesiólogos, entre otras; que ayuden al paciente a sobrellevar y manejar el dolor.

El abordaje moderno es multimodal: combina medicamentos, técnicas intervencionistas, rehabilitación física y terapias psicológicas.

Los especialistas coinciden en que el primer paso es reconocer el dolor crónico como una enfermedad y no minimizarlo como un síntoma pasajero. Esto implica consultar oportunamente al médico, evitar la automedicación y acceder a tratamientos que prioricen la calidad de vida del paciente.

“El Día Mundial del Dolor es un recordatorio de que millones de personas viven con una condición que afecta su salud física, emocional y social. Hablar de ello, generar conciencia y fortalecer las políticas de atención en el país es fundamental”, concluye el Gerente Médico de Oste-dolor de Adium Centroamérica y el Caribe. Evitar la cronificación del dolor agudo siempre redundará en beneficios para el paciente y el sistema de salud.

Este 17 de octubre, el mundo conmemora el Día Mundial del Dolor, una fecha promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), con el objetivo de visibilizar el sufrimiento asociado al dolor crónico y reconocerlo como una enfermedad que requiere diagnóstico y tratamiento integral.

“El Día Mundial del Dolor es un recordatorio de que millones de personas viven con una condición que afecta su salud física, emocional y social. Hablar de ello, generar conciencia y fortalecer las políticas de atención en el país es fundamental”, concluye el doctor Rivera Rivera.

Evitar la cronificación del dolor agudo —añade el especialista— siempre redundará en beneficios tanto para el paciente como para el sistema de salud.

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