Dra. Marianela González Díaz
Dermatóloga, Cirujana Dermatóloga y Nutrióloga Clínica
La dermatitis atópica, una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, afecta a más de 230 millones de personas en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con una prevalencia del 10-20% en los niños y del 2-5% en los adultos.
Cada septiembre se conmemora el Mes de la Concienciación sobre la Dermatitis Atópica. Es de vital importancia hacer visible esta condición y promover políticas públicas de acceso a tratamientos eficaces y personalizados para su manejo.
La dermatitis atópica se caracterizada por una piel seca, enrojecida, con picazón intensa y brotes recurrentes, esta no es solo un problema estético, si no que afecta profundamente la calidad de vida de quienes la padecen, interfiriendo con el sueño, las relaciones sociales, laborales y la salud mental. El impacto emocional y físico de la dermatitis atópica es significativo sobre todo en niños afectando grandemente su desempeño escolar. Muchas veces, los pacientes sienten vergüenza, aislamiento o frustración debido al aspecto de su piel y la falta de tratamientos efectivos y accesibles.
La dermatitis atópica tiene un origen multifactorial, que incluye predisposición genética, alteraciones en la barrera cutánea, disfunción del sistema inmunológico y factores medio-ambientales y se ha asociado a patologías tales como asma, alergias, conjuntivitis alérgica, pólipos nasales y rinosinusitis.
Aunque no tiene cura, sí existen tratamientos que permiten controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Los tratamientos van desde el uso de emolientes y corticoides tópicos, antihistamínicos, fototerapia hasta terapias biológicas de última generación, especialmente indicadas para los casos moderados a severos. Además del apoyo psicológico.
Un llamado a la detección temprana y la educación
Desde las instituciones sanitarias se hace un llamado a la detección temprana, especialmente en niños, quienes representan la mayoría de los casos. También se resalta la importancia de la educación tanto del paciente como de su entorno para lograr una mejor adherencia al tratamiento y reducir el estigma social.
- Acudir periódicamente al dermatólogo.
- Tomar baños de corta duración, utilizando agua templada y un jabón especial para piel atópica.
- Después del baño debe secarse la piel sin frotar.
- Evitar el contacto con alérgenos.
- Hidratar la piel diariamente con cremas de uso dermatológico.
- Utilizar prendas de vestir 100% algodón.
- Evitar las temperaturas extremas.
- Utilizar protección solar para la piel.
- Seguir una dieta balanceada de alimentos, evitando aquellos que puedan producir alergias.
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