De la Ley del cambio en la Salud Mental

Por la Lic. Ayaibex Montás, Psicóloga 

La transformación y el cambio son rasgos esenciales de la naturaleza. Para el Tao, el cambio se trata de la unión de fuerzas contradictorias como el ying y el yang, lo femenino y lo masculino, la polaridad. 

De la autoafirmación a la integración, del análisis a la síntesis, del conocimiento racional a la sabiduría intuitiva. 

Nuestra cultura ha favorecido fundamentalmente a los valores y actitudes del yang (fuerza masculina) que a las de ying (fuerza femenina), en vez de verlas como equivalentes: el camino para el equilibrio seria de la competencia a la cooperación, de la expansión a la conservación. 

Sobre una continua interacción de los opuestos, podemos situar la ley del cambio y llegar a una conducta acertada. Lao Tzu dice: “Quien quiera contraer algo, debe extenderlo. Quien quiera debilitar algo, antes debe fortalecerlo. Quien quiera destruir algo, antes debe levantarlo. Quien quiera obtener algo, antes debe haberlo dado. Así es el misterio profundo”. 

El razonamiento lógico era considerado por los taoístas como parte del mundo artificial del ser humano. Ellos no estaban interesados en absoluto en este mundo racional, sino que concentraban su atención en la observación de la naturaleza para discernir las características del “Tao”. Así desarrollaron una actitud científica de observación combinada con una fuerte intuición mística. Una perspectiva desde la relatividad y la relación polar de los opuestos. Se trata de mantener un equilibrio. 

Similar visión de la vida y el cambio encontramos en Grecia, a través del pensamiento de Heráclito de Efeso bajo su frase: “Todo fluye”. En su filosofía hace énfasis en el cambio continuo y cíclico: Todos los cambios son cíclicos. 

Heráclito compara el orden del mundo a un fuego siempre vivo, encendiéndose en medidas y extinguiéndose en medidas. Una imagen que es muy similar a la idea china del Tao manifestándose en la interacción cíclica del ying y el yang. 

El concepto del cambio como una interacción dinámica de opuestos condujo a Heráclito y a Lao Tzu, al descubrimiento de que todos los opuestos son polares y, por tanto, unidos.  

Cuando hablamos sobre el concepto del cambio bajo la visión de estos dos autores, es importante advertir que este cambio no se considera ocurrido como consecuencia de una fuerza. 

Por lo que para adaptarse al cambio hay que conectar con el fluir y la espontaneidad pues lo que se busca es aceptar que el cambio es parte orgánica de la vida. Sería la inteligencia intuitiva la que nos guiaría ante el cambio. 

El cambio es una tendencia (no una fuerza) innata en todas las cosas y situaciones. Hay que asirse de lo innato para aceptarlo, y lo innato en nosotros es la inteligencia intuitiva (no la lógica). 

Tal línea de acción se denomina wu-wei en la filosofía taoísta; un término que literalmente significa “no acción” y que Joseph Nedham traduce como: “abstenerse de actividad contraria a la naturaleza”. Chiang-tzu completa el método intuitivo frente al cambio: “la no-acción no significa no hacer nada…sino permitir a la naturaleza manifestarse y ser”.

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