La salud pública ha puesto a los alimentos ultraprocesados en el centro del debate tras la publicación de un especial en la revista científica The Lancet, que los califica como el “nuevo tabaquismo” por su impacto en la salud global. En España, su consumo se ha triplicado en los últimos 30 años, según datos incluidos en el informe.
La investigadora del especial, Renata Bertazzi, de la Universidad de Salamanca, que las cifras provienen de encuestas realizadas en 1990, 2000 y 2010. Con la tendencia observada, afirma, “es posible que el consumo actual sea aún mayor”.
¿Qué son los alimentos ultraprocesados?
De acuerdo con la clasificación NOVA, los ultraprocesados son formulaciones industriales elaboradas a partir de sustancias derivadas de alimentos, combinadas con aditivos, colorantes, saborizantes y emulsionantes, sin ingredientes integrales reconocibles. Suelen contener altos niveles de azúcares añadidos, grasas saturadas, sodio y aditivos químicos.
Entre los productos más comunes se encuentran la bollería industrial, refrescos azucarados, embutidos, comida rápida, cereales azucarados, patatas fritas de bolsa y precocinados congelados.
Ultraprocesados vs. procesados: una línea difusa
La Asociación Española de Nutrición y Dietética recuerda que el procesamiento alimentario incluye acciones como pasteurización, curado, ahumado o congelación, que pueden mejorar la seguridad y conservación del alimento.
Ejemplos de procesados habituales son legumbres cocidas, verduras congeladas, pan, yogures o piña en conserva.
La diferencia con los ultraprocesados es su transformación industrial intensiva, en la que se añaden conservantes, colorantes, edulcorantes y grasas poco saludables. Estos ingredientes han sido descritos como “los tres jinetes del Apocalipsis” —grasas saturadas, grasas trans y sal— por su estrecha relación con obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
Impacto en la salud: evidencias preocupantes
Diversas investigaciones han documentado los riesgos asociados a un alto consumo de ultraprocesados:
- El Proyecto SUN en España concluyó que consumir más de cuatro raciones diarias aumenta hasta un 62 % el riesgo de mortalidad por todas las causas.
- Un estudio de 2025 en Cell Metabolism mostró que estos productos alteran hormonas y afectan la salud metabólica y reproductiva, incluso sin exceso de calorías.
- Investigaciones de la Universidad Rovira i Virgili demostraron cambios en la microbiota intestinal que favorecen bacterias relacionadas con enfermedades inflamatorias.
- Estudios publicados en Brain Medicine alertaron sobre la presencia de microplásticos capaces de acumularse en el cerebro y potencialmente influir en depresión y demencia.
- En la infancia, se asocian con mayor riesgo de obesidad, asma y alteraciones cardiometabólicas.
Medidas y políticas para frenar su consumo
Los organismos internacionales han comenzado a actuar. La OMS y la OPS recomiendan limitar la publicidad dirigida a menores, implementar impuestos a bebidas azucaradas y promover etiquetados frontales claros.
México destaca como referente: desde 2020 aplica sellos de advertencia en envases y en 2025 prohibió la venta de ultraprocesados en todas las escuelas.
Fuente EFE.
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