¿Es la LDL el agente malo o somos nosotros?

Por Hanna De Peña, Francis Arias y Scarlett Pujols Meléndez, estudiantes de medicina de la Universidad Intec

Usualmente escuchamos la frase “no te comas eso, tiene mucha grasa y te va a subir el colesterol” o aquellos que somos estudiantes de la ciencia escuchamos “el colesterol malo” refiriéndose a la lipoproteína de baja densidad, mejor conocida como LDL por sus siglas en inglés. La lipoproteína de baja densidad es una lipoproteína que transporta el colesterol a esas áreas u órganos del cuerpo que la necesiten. Está constituida por un núcleo de lípidos neutros (triglicéridos y ésteres de colesterol) rodeados por una monocapa de fosfolípidos y proteínas en contacto con la fase acuosa (1). Por lo que una ingesta muy elevada de colesterol producirá que la LDL transporte más colesterol y este se vea acumulado en la sangre y debido a esta razón es un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares. Pero hoy te hablaremos un poco de porqué en realidad los malos somos nosotros los humanos que abusamos de los placeres que nos brindan ciertos alimentos y no el LDL.

La LDL a nivel molecular

Hablemos un poco sobre los beneficios de la LDL. En primer lugar, estas representan una muy variada población de agregados macromoleculares solubles en agua de lípidos, como los ésteres de colesterol, el mismo colesterol y ciertas proteínas. Sirven como transportadores de nutrientes lipofílicos e incluso medicamentos poco solubles. Su selectividad para los tejidos malignos se basa en la sobreexpresión de los receptores LDL en comparación con los tejidos normales (1).

A nivel molecular sabemos que la lipoproteína de baja densidad no se va a metabolizar tan rápido en una célula tumoral o cancerosa que en una célula saludable (normal). Esto es por la gran necesidad de colesterol que va a necesitar la membrana de dichas células (el colesterol es vital para la estructura de las membranas celulares), lo que conduce a que la polisterina (PS, sustancia que transporta el LDL hacia las membranas) se vea acumulada en estas células tumorales, lo que indica que el LDL es un buen catalizador para la distribución de PS (1). (La polisisterina PS es una sustancia que podemos usar para investigar superficies hidrofóbicas e hidrofílicas y esto lo podremos asociar con la bicapa lipídica de las membranas celulares.

Los defectos de los receptores de LDL en los hepatocitos (células del hígado) provocados por mutaciones genéticas, están asociadas al hipercolesterolemia. Como sabemos, los hepatocitos necesitan de estos receptores para poder sacar las moléculas de LDL de la sangre, por lo que, si estos no funcionan correctamente, los niveles que se registren serán muy elevados. Naturalmente, la cantidad de receptores en membrana está asociado a la concentración de LDL en la sangre, ya que, a mayor presencia de ésta, más receptores deben tener los hepatocitos para permitir el ingreso a su citoplasma y metabolizarlas. Cuando los niveles son bajos, la cantidad de receptores se va reduciendo (2).

Es por esto por lo que el hipercolesterolemia está asociada a un exceso de colesterol proveniente de la dieta. A medida que aumentamos la ingesta de colesterol, los hepatocitos se van saturando, debido a que no son capaces de metabolizar las moléculas de LDL al ritmo necesario para mantener los niveles controlados, por lo que estas otras moléculas viajan por la sangre, de manera que detectamos que la persona está por encima del rango recomendado. La LDL va interactuando con las demás células que presentan estos receptores en su superficie, lo que trae como consecuencia la acumulación de ésta en los distintos tejidos del cuerpo. Esta situación supone un peligro para la salud de las personas, ya que comienzan a acumularse y a formar placas de ateromas, las cuales están fuertemente asociadas al riesgo cardiovascular. Por esta razón, a las personas con desórdenes como la obesidad o riesgo cardiovascular por herencia, se les recomienda que hagan cambios en su estilo de vida, aumentando la actividad física y reduciendo la cantidad de alimentos con un alto contenido de colesterol (2).

La LDL asociada a patología

A pesar del tabú de ser un colesterol “malo” se ha demostrado que el LDL no es lo peor del mundo en cuanto a las patologías. Irónicamente, los niveles altos de colesterol son buenos en cuanto al nivel neurológico de los pacientes con diabetes tipo 2. Según la investigación realizada por Johann M.E. Jende, claramente nos establece que “la reducción de los niveles séricos de colesterol es un tratamiento bien establecido para la dislipidemia en pacientes con diabetes tipo 2 (T2D). Sin embargo, las lesiones nerviosas en pacientes con T2D aumentan con niveles más bajos de colesterol sérico, lo que sugiere que la reducción de los niveles séricos de colesterol se asocia con la polineuropatía diabética (DPN) en pacientes con T2D” (3). Dicho esto, en su investigación se encontró que aquellos pacientes a los que se le administró un nivel bajo de colesterol resultaron tener mayor cantidad de lesiones nerviosas que aquellos que tuvieron una ingesta mayor. Además de esto, en cuanto a su funcionamiento se encontró que hubo una disminución en cuanto a las amplitudes y la velocidad de la conducción nerviosa.

No podemos ocultar el hecho de que los niveles altos de colesterol son dañinos para la salud, porque como cada cosa todo en su límite o en exceso es malo. Debemos tener en cuenta que de por sí tener una ingesta alta en alimentos que aumenten el colesterol o creen acúmulos lipídicos es lo que nos va a llevar a tener los niveles de LDL altos. El culpable de subir los niveles no es la molécula, sino el mismo humano. La LDL simplemente está cumpliendo con la función de transportar colesterol a las áreas que las necesiten. Por lo cual es de suma importancia mantener el índice de la LDL tan controlada como la HDL, porque a pesar de que algunos médicos están cegados con que la LDL es mala, más fácil me puede indicar los niveles altos de HDL que pueda haber alguna patología. De hecho, en un estudio donde se comparó un nivel alto de LDL con niveles normales de apoB y HDL para asociarlos a niveles de mortalidad, mostró que no se observaron tales asociaciones con la mortalidad cuando el colesterol LDL estaba por encima de la mediana y apoB o no HDL (4).

Disminución de la LDL 

Apoyando nuestro punto de vista, se ha encontrado que un bajo nivel de colesterol (LDL) puede ser una posible causa de hemorragias. En el estudio titulado “Low LDL Means Higher Hemorrhagic Stroke Risk” por Damian McNamara, se encontró una relación en cuanto a el déficit de LDL con las hemorragias intracerebrales. Resultó que el 14% de los 96.043 participantes mostraron una relación de riesgo de desarrollar ICH con un HR (cociente del peligro) de 1.65 siendo el grupo con el nivel de LDL, inferior a 70 mg/dl, comparado con el grupo de participantes que tenían concentraciones de LDL de 70 a 99 mg/dl. A los que tuvieron su concentración de LDL entre 50 y 69 mg/dL tenían un riesgo aún más pronunciado, con un HR de 2.69 (5). Al final, no fue sorprendente la asociación de bajos niveles de LDL con ICH ya que el colesterol tiene un desempeño importante en la formación estructural de las membranas celulares. Lo que implicaría complicaciones, por ejemplo, la fragilidad de los eritrocitos (5).

Como se expresó anteriormente, la LDL no tiene la culpa por completo de los problemas asociados a elevados niveles de colesterol, ya que estos males surgen como consecuencia de estilos de vida poco saludables. A pesar de todo esto, se debe dejar en claro que altos niveles de colesterol están asociados a un alto riesgo cardiovascular. Según el American College of Cardiology y el American Heart Association, una dieta baja en colesterol y sodio reduce significativamente el riesgo de padecer de alguna enfermedad cardiovascular. Recomiendan que la dieta debe estar basada en frutas, vegetales, grano integral, semillas, nueces y productos lácteos bajos en grasa. Además, reducir el consumo de yema de huevo hasta niveles moderados tiene un efecto positivo en nuestra salud (6). Podemos concluir luego de ver toda esta información, que la LDL sólo cumple su función biológica y que como resultado de nuestros malos hábitos alimenticios y de un estilo de vida sedentario es que han aparecido las enfermedades cardiovasculares asociadas a niveles altos de dicha molécula.

Referencias bibliográficas:

  1. Low-Density Lipoprotein - an overview | ScienceDirect Topics [Internet]. Sciencedirect.com. 2017 [citado 13 de abril de 2021]. Recuperado a partir de: https://www.sciencedirect.com/topics/chemistry/low-density-lipoprotein
  2. Pirahanchi Y, Sinawe H, Dimri M. Biochemistry, LDL Cholesterol [Internet]. Ncbi.nlm.nih.gov. 2021 [citado 14 de abril de 2021]. Recuperado a partir de: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK519561/
  3. E. Jende J, et al. Association of Serum Cholesterol Levels With Peripheral Nerve Damage in Patients With Type 2 Diabetes [Internet]. JAMA Network. 2019 [citado 14 de abril de 2021]. Recuperado a partir de: https://jamanetwork.com/journals/jamanetworkopen/fullarticle/2734805
  4. Wendling P. ApoB May Better Predict Mortality Risk in Statin-Treated Patients [Internet]. Medscape. 2021 [citado 14 de abril de 2021]. Recuperado a partir de: https://www.medscape.com/viewarticle/947631
  5. McNamara D. Low LDL Means Higher Hemorrhagic Stroke Risk [Internet]. Medscape. 2019 [citado 14 de abril de 2021]. Recuperado a partir de: https://www.medscape.com/viewarticle/915359
  6. Carson J, Lichtenstein A, Anderson C. Dietary Cholesterol and Cardiovascular Risk: A Science Advisory From the American Heart Association [Internet]. Circulation. 2021 [citado 14 de abril de 2021]. Recuperado a partir de: https://www.ahajournals.org/doi/full/10.1161/CIR.0000000000000743

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