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Accidente Isquémico Transitorio

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Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) y miembro activo de SCOPE de la Organización de Estudiantes de Medicina Dominicanos

Quiero comenzar este ensayo aclarando la diferencia principal que hay entre un accidente isquémico transitorio (AIT) y un accidente cerebrovascular isquémico (ACV). Estas dos patologías relacionadas, son similares excepto en que los síntomas del AIT generalmente duran menos de 1 hora, e incluso estudios han demostrado que muchos episodios duran menos de 5 minutos. Aun así, pueden llegar a mostrar síntomas hasta por 24 horas sin demostrar daños permanentes al cerebro. Definiendo el AIT es cuando se detiene el flujo de sangre a una parte del cerebro por un corto periodo de tiempo. Estos accidentes son por lo general un signo serio de advertencia para el paciente ya que eventualmente puede sufrir un ACV, el cual es una emergencia que requiere de atención médica inmediata. Se diferencian en que el AIT el bloqueo se rompe rápidamente y se disuelve razón por la que no produce muerte del tejido cerebral, pero si los síntomas para que el paciente se de cuenta. El infarto resulta poco probable cuando el problema se resuelve antes de la hora, pero estudios han demostrado que cuando pasan entre 1 y 24 horas con síntomas, si la resonancia magnética con difusión demuestra que si hubo un infarto, el diagnóstico se cambia a un accidente cerebrovascular isquémico.

La pérdida del flujo sanguíneo a una parte del cerebro puede ser causada por varios factores, como un coágulo de sangre en una arteria del cerebro, pero la mayoría de las AIT son causadas por émbolos generalmente procedentes de las arterias carótidas o vertebrales. Recordemos que un émbolo es un coágulo de sangre o placa que viaja desde el lugar donde se formó, a otro lugar en el cuerpo. También podría ser causado por una lesión en alguno de los vasos sanguíneos del cerebro y/o un estrechamiento de alguno de los vasos sanguíneos del cerebro, o que llevan sangre a este. Estas también son las mismas causas del ACV y es bueno que tengamos claras las diferencias para poder llevar un buen diagnóstico y saber diferenciar ante que situación es que nos encontramos.  Entre los factores de riesgo de esta patología, cabe mencionar que son los mismos para el ACV, la hipertensión arterial es el principal, por suerte es de los factores modificables. De igual forma se encuentra el alcoholismo, tabaquismo, dislipidemias, diabetes, resistencia a la insulina, obesidad, falta de actividad física, dietas de alto riesgo, estrés psicosocial, cardiopatías, consumo de drogas, hipercoagulabilidad, y vasculitis.  Entre los factores de riesgo no modificables se encuentran accidentes cerebrovasculares previos, edad avanzada para ser especifico mayores de 55 años, antecedentes familiares de accidentes cerebrovasculares, el sexo masculino, y la etnicidad dado a que los afroamericanos son más propensos a sufrir de este tipo de accidentes. 

Los síntomas comienzan repentinamente y los déficits neurológicos son la principal sospecha de que algo está pasando. Se presentan con cambios bruscos en la lucidez mental, cambios repentinos en los sentidos como la vista y la audición, confusión, pérdida de la memoria, problemas motores como dificultad para hablar y escribir, problemas musculares, mareos, pérdida del equilibrio y la coordinación, falta del control de los esfínteres, y problemas nerviosos como entumecimiento y hormigueo en algún lugar del cuerpo.  

Los pacientes pueden sufrir varios AIT diarios, o incluso 2 o 3 en un lapso de varios años, pero con frecuencia los signos y síntomas de un AIT habrán desaparecido para cuando el paciente llegue a la sala de emergencias debido a lo cortos que suelen ser estos episodios. Por esta razón los diagnósticos del AIT suelen ser realizados a bases de la historia clínica, ya que los estudios de neuroimágenes que se le realizarán al paciente como parte del procedimiento saldrán negativos a infartos. De estos mostrar algún tipo de daño, ya será considerado un accidente cerebrovascular isquémico y no un AIT. Como parte de la rutina se realizará una historia clínica sumamente detallada, recordemos que la hipertensión arterial es el principal factor de riesgo. Un examen físico completo, una tomografía computarizada o una resonancia magnética con difusión, y en base al criterio médico puede realizarse un ecocardiograma, y un doppler carotideo. Recuerden que estaremos buscando la posible causa de estos síntomas y por esta razón hay que mandar a realizar estos estudios que nos permitirán ver si fue un émbolo, de donde proviene este, y si no, pues determinar qué otra razón pudo haber causado estos síntomas en nuestro paciente. El riesgo de accidente cerebrovascular después del AIT o un ACV menor es más alto dentro de las primeras 24 a 48 horas, por lo que si se sospecha alguno de ellos, los pacientes suelen ser admitidos en el hospital para la telemetría y la evaluación. 

Por último, pero no menos importante, el tratamiento de estos pacientes va enfocado en prevenir a toda costa que el AIT evolucione a un ACV. Suelen ser utilizados antiagregantes plaquetarios, y estatinas.  La endarterectomía carotídea o la angioplastia y la endoprótesis arterial pueden servir en determinados pacientes, sobre todo en aquellos que no tienen déficits neurológicos, pero sí un elevado peligro de sufrir un accidente cerebrovascular. La anticoagulación está indicada si hay fuentes cardíacas de émbolos. De igual forma como paciente lo más que recomendable es controlar todos los factores de riesgo modificables, ya que un ligero cambio de vida, podría ser la diferencia entre una larga vida saludable, o sufrir algún tipo de AIT o ACV. 

  1. Elias A. Giraldo (n.d.) ‘ATAQUE ISQUÉMICO TRANSITORIO (AIT)’California University of Science and Medicine School of Medicine, (), pp. [Online]. (Accessed: 14 june 2020).
  2. Amit M. Shelat (2018) Accidente isquémico transitorio, (Accessed: 14 June 2020).

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