Datos revelan “bullying” generalizado a médicos residentes por parte de superiores

Tras analizar las respuestas de centenares de residentes de medicina interna, inscritos primordialmente en programas estadounidenses, un grupo de investigadores de Johns Hopkins Medicine corrobora que el acoso, o ‘bullying’, a estos médicos es una realidad generalizada. El acoso afecta al 14 por ciento de los residentes, pero es más prevalente cuando estos son extranjeros.

En el informe de estos hallazgos, publicado el 13 de agosto en la revista científica JAMA, se da parte de que la intimidación constante de los supervisores produce efectos indeseados en la salud de los residentes, tales como desmotivación y depresión.

Con este informe los investigadores persiguen advertir a los directores sobre las tasas de acoso en sus programas e instarlos a que adopten las medidas necesarias para garantizar entornos seguros que fomenten la formación y el aprendizaje.

“Esperamos que con nuestros hallazgos las instituciones educativas y sus líderes se concienticen de la magnitud del acoso y entiendan que es imprescindible buscar soluciones”, afirma el Dr. Scott Wright, catedrático de medicina y director general del departamento de medicina interna en el Centro Médico Bayview de Johns Hopkins.

En estudios anteriores, explica Wright, se había puesto de manifiesto que las tasas de intimidación hacia los residentes; definida la intimidación como dos o más acosos de índole verbal, físico, sexual, entre otros, por parte de un superior o director, oscilaban entre un 10 y un 48 por ciento, dependiendo del país y del periodo de formación del médico residente. En una encuesta reciente, liderada por Wright y su equipo y dirigida a los directores de varios programas de formación en medicina interna, se descubrió que solo el 31 por ciento de ellos sabía que en sus programas había acoso. Esta encuesta se publicó en la revista científica Journal of Graduate Education.

Con el fin de ampliar la información sobre la prevalencia del acoso y sus consecuencias en la salud, los investigadores estudiaron a más de 24 000 residentes, la mayoría inscritos en programas en Estados Unidos. En 2016, los residentes llenaron una encuesta de 5 preguntas sobre el acoso, la cual se anexó al examen que la organización American College of Physicians proporciona anualmente a los residentes de medicina interna para evaluar su progreso personal (el IM-ITE).

De los 21 212 médicos que llenaron la encuesta, y que autorizaron que sus respuestas se emplearan en el estudio, el 55,7 por ciento era de sexo masculino y el 68,8 por ciento indicó que hablaba inglés como lengua materna.

En la encuesta se les preguntó si habían sufrido acoso durante la residencia; cuál había sido el tipo de acoso; si habían solicitado ayuda, y si dicho acoso había afectado su salud.

Un total de 2, 876 residentes de medicina interna informaron haber sido víctimas de acoso desde el inicio de su formación, lo que equivaldría a una tasa del 13,6 por ciento. El acoso hacia las mujeres se estimó en un 14,4 por ciento, y hacia los hombres, en un 12,9 por ciento.

Relata Wright que más del 40 por ciento de los residentes que dieron cuenta de haber sufrido intimidación no eran hablantes nativos del inglés.

Asimismo, los resultados revelaron que, en comparación con los programas para residentes de medicina interna en Estados Unidos, la probabilidad de sufrir acoso aumentaba en un 60 por ciento para aquellos residentes inscritos en programas internacionales.

Se estableció una relación entre el acoso y el desempeño de los residentes en el examen de conocimientos sobre medicina interna: las tasas de acoso eran más altas entre aquellos residentes que habían obtenido los puntajes más bajos. La tasa de acoso de los residentes que obtuvieron los mejores puntajes se estimó en un 12,3 por ciento, mientras que los que quedaron en los tercios medio e inferior señalaron haber sufrido más acoso, con tasas que se estimaron en un 13,8 por ciento y un 14,4 por ciento, respectivamente.

En la encuesta se incluyó una sección sobre las consecuencias que había conllevado la intimidación a nivel personal o profesional. Esta sección incluía nueve opciones, entre ellas, la posibilidad de elegir “ninguna de las anteriores”. De entre las opciones propuestas, el 57 por ciento de los encuestados indicó que había sentido “desmotivación (o desgaste)”; el 39 por ciento señaló haberse “desempeñado insuficientemente” y el 27 por ciento, haber padecido “depresión”. Además de las anteriores consecuencias, los residentes describieron otros efectos del acoso, entre ellos, alteración del peso, consumo de alcohol o drogas ilícitas y aumento del rendimiento.

Alrededor de 62 médicos residentes comunicaron haberse salido de su programa como resultado de la intimidación. Afirma Wright que el agotamiento, el estrés y el proceso de aprendizaje, entre otros, son factores que producen desgaste o desmotivación entre los residentes; no obstante, los hallazgos revelan que el acoso, un factor que indiscutiblemente se puede prevenir, incide considerablemente en que los residentes se sientan así.

Cabe resaltar que las tasas de acoso recogidas en el estudio se basan en la percepción y la comprensión que del acoso o intimidación expresaron tener los residentes. Reconoce el Dr. Wright que quizás estos médicos se exponen a ofensas menos indignantes que el acoso, que simplemente no se analizaron en este estudio.

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